Problemas de las mujeres obesas para quedarse embarazadas

La probabilidad de concebir de las mujeres obesas se reduce en un 5% por cada unidad de IMC que supera la cifra de 29.

 

“Todas las mujeres con un índice de masa corporal (IMC, el resultado de dividir el peso en kilogramos entre la talla en metros al cuadrado ) mayor de 30 deberían saber de la dificultad que entraña el sobrepeso para quedarse embarazadas y de los potenciales riesgos de la gestación en estas condiciones”, explica el Dr. Florentino Garrido, vicepresidente de la Asociación Nacional de Clínicas de Reproducción Asistida (ANACER), quien subraya que retrasar las técnicas de reproducción asistida en mujeres de más de 38 años obesas “podría ser más perjudicial para la fertilidad de la pareja que el propio exceso de peso”. Según los datos de que dispone esta asociación, el sobrepeso afecta a entre el 30% y el 40% de las parejas en edad reproductiva.

Un estudio publicado en la prestigiosa revista Human Reproduction sostiene que la probabilidad de concebir de las mujeres obesas se reduce en un 5% por cada unidad de IMC que supera la cifra de 29. Incluso un IMC mayor de 24, que ni siquiera llega al grado de sobrepeso (éste se alcanza a partir del IMC 25), se ha visto asociado a una peor calidad ovocitaria y menor tasa de implantación y gestación, además de mayores tasas de abortos.

Sin embargo, aunque el sobrepeso afecta a la capacidad de reproducción, no influye en los embriones una vez que se consigue la gestación con técnicas de reproducción asistida. “Así se ha demostrado en la fecundación in vitro (FIV)”, recalca el Dr. Francisco González, responsable del Comité Científico de ANACER.

Este especialista añade que “el punto de cruce entre el sobrepeso y la infertilidad es la resistencia a la insulina, una de cuyas manifestaciones puede ser la anovulación crónica hiperandrogénica, que en el 80% de los casos produce infertilidad”. Sin embargo, la anovulación ligada a la esterilidad femenina no siempre se debe a esta causa y puede estar provocada por exceso de determinadas hormonas, entre otras razones.

Prevenir el síndrome de hiperestimulación ovárica

Una de las alteraciones ginecológicas más asociadas a la obesidad y, por lo tanto, al síndrome metabólico, es el síndrome de ovarios micropoliquísticos. Ocho de cada diez mujeres que los padecen (se calcula que entre un 6% y un 10% de las féminas en edad reproductiva), presentan problemas de infertilidad. “Si además se presentan alteraciones de ciclo, hiperandrogenismo e hiperinsulinemnia, un régimen de vida y una dieta adecuadas, además de la utilización de metformina, pueden mejorar los resultados de FIV y ayudar a prevenir el síndrome de hiperestimulación ovárica, riesgo importante en este tipo de pacientes”, explica el Dr. González.

El síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO), asociado a la administración de hormonas que inducen la ovulación en los tratamientos de reproducción asistida, provoca síntomas que pueden ir de más a menos graves, pero con un importante impacto en la calidad de vida.

Para ilustrar la forma como incide la obesidad en la reproducción asistida, el vicepresidente de ANACER señala que en países como Nueva Zelanda limitan el acceso a tratamiento de reproducción asistida a mujeres con un IMC mayor de 32, y la Sociedad Británica de Fertilidad aconseja un IMC normal antes de iniciar un tratamiento, “que siempre debería retrasarse hasta que la mujer no baje del IMC 35 o 30 si la paciente tiene menos de 35 años y un nivel de hormona folículo estimulante (FSH) normal”.

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