Últimamente aparece prácticamente todos los días en los medios de comunicación españoles una noticia sobre los Bebés medicamento. Un tema de gran controversia por la enorme cantidad de aspectos bioéticos que contempla. Por este motivo nos parece interesante este articulo que profundiza más en los aspectos eticos que en el sensacionalismo de la noticia.
«Mercedes acaba de ver la luz en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y es el segundo caso en España de nacimiento mediante el uso integral de la técnica del diagnóstico genético preimplantacional; el segundo caso de eso que recibe el nombre de bebé medicamento.
Los padres de Mercedes tienen otro hijo mayor, aquejado de una enfermedad hematológica grave. Las células que se encargan de producir su sangre en la médula ósea no funcionan. Para curarse, necesita un transplante de células precursoras (progenitores hematopoyéticos), que pueden extraerse de la médula de un donante o de un cordón umbilical, por ejemplo. Pero el niño no encontraba un donante apropiado. Este tipo de intervención sólo es posible entre perfiles de histocompatibilidad idénticos. Los expertos de la Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal del hospital sevillano recomendaron entonces la solución más extrema: los padres podrían concebir mediante técnicas de reproducción asistida a un hermano que fuera apto para el transplante.
Eso es Mercedes, el producto de la selección entre muchos embriones candidatos; su cordón umbilical ya está a buen recaudo para servir de banco de células sanas al hermano que aún no conoce.
¿Es esto una buena noticia?
¿Es posible ponernos en la situación de los padres? ¿Podemos imaginar desde la tranquilidad de la distancia qué haríamos en el caso que nos ocupa? A los padres de Mercedes la ciencia les ha puesto ante los ojos la posibilidad de curar a un hijo que se les muere, incapaz de producir su propia sangre. ¿Seríamos capaces de rechazarla?
…
Más espinoso aún parece el proceso fundacional de la propia decisión. Traer un hijo al mundo debería ser un acto de amor consciente y ajeno a cualquier instrumentalización. Engendrar una criatura con un fin último, ¿no es cosificarla? El argumento parece infalible, pero tramposo. El mundo está lleno de hijos no deseados, de concepciones inesperadas, de paternidades y maternidades traumáticas. De hijos que han nacido para resolver conflictos de pareja, para lograr compromisos, para manipular conciencias….
…El problema no es que los niños medicamento superen la barrera kantiana de que todo ser humano es un fin en sí mismo y no un medio; el problema es que lo hacen de manera más evidente que otros muchos.
Los que nos sentimos realmente preocupados por los límites éticos del avance científico no podemos conformarnos con un juego de cara o cruz, de «sí, siempre» o «no, nunca». El nacimiento de Mercedes merece argumentos a favor y en contra mucho más sólidos de los que suelen airearse, apresuradamente, en los medios de comunicación.»
Lee el articulo completo de Jorgue Alcalde (director de la revista QUO) en Libertad Digital