La aparición de las técnicas de reproducción asistida abrió las puertas a una solución a los problemas de esterilidad, pero el éxito de los tratamientos sigue chocando con el mismo obstáculo: una maternidad tardía.
La edad en las que las mujeres deciden tener su primer hijo ha aumentado hasta rondar los 33 años, cuando hace dos dçecadas la media rondaba los 26 años. La edad media de las pacientes que acuden a las consultas de reproducción también a aumentado llegando a rondar en la actualidad los 38 años.
El reloj social para la maternidad se ha atrasado mucho, pero el reloj biológico no, lo que supone una barrera biológica para ser padres, cada día más difícil de salvar.
El límite para recibir este tipo de técnica en la red pública suele ser los 40 años, por lo que las mujeres más añosas suelen recurrir a las clínicas privadas donde no existe la espera de un año para ser atendidas.
No podemos hablar de una edad tope para ofrecer los servicios de reproducción asistida. En la red privada el criterio de exclusión suele medirse en edad biológica, que conlleva un estudio completo de la paciente y de su estado de salud biológica y capacidad para llevar a término el embarazo.
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