Al contrario de lo que sucede en Dinamarca, donde han tenido que ponerse manos a la obra en la construcción de una superciudad sólo para niños, la tasa de natalidad española va a la baja. Una tendencia que repercute directamente en el envejecimiento de la población (cada vez hay más personas mayores y menos niños), y que desde la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción han querido poner de manifiesto, haciendo una llamada al papel que juega la reproducción asistida en este sentido.
La fecundación in vitro podría, de hecho, incrementar el número de embarazos en España, especialmente si ésta y otras técnicas afines estuviesen más y mejor amparadas por el Ministerio de Sanidad, tal y como indican desde la asociación en su más reciente informe. Especialmente si nos atenemos a las cifras de la última Encuesta de Morbilidad Hospitalaria, y que retratan un bajón de más del 3 por ciento en el número de embarazos y partos a lo largo de 2011, por tercer año consecutivo.
En este contexto, cobran especial relevancia los más de 86.000 ciclos de reproducción asistida -55.000 de fecundación in vitro y 31.000 de inseminación artificial- que, según la Sociedad Española de Fertilidad, se realizan cada año en nuestro país. De ellos, apenas el 30 por ciento se dan dentro de la sanidad pública, a pesar de que suponen alrededor de un 3,5 por ciento de los nacimientos en España.
El 15 por ciento de las parejas españolas padece problemas de infertilidad, lo que supone que casi un millón necesitan asistencia reproductiva para poder concebir.
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